Quizás la palabra loft no sea la más apropiada para designar esta vivienda de Barcelona. Es cierto que no tiene puertas y que algunas zonas comparten espacios, sin embargo la singularidad de su arquitectura interior delata un paso más allá en el famoso y tan valorado estereotipo neoyorquino. Para empezar los revestimientos se han mantenido en bruto, sin tratamientos, con sus ladrillos vistos y restos de pinturas. Sólo se han incluido dos nuevos materiales al espacio: parquet industrial y resina epoxi. La inteligente propuesta del arquitecto Gus Wüstemann para su propia casa ha sido una caja dentro de la vivienda que separa la zona noble de los dormitorios y servicios.
Para ello se inspiró en una gran cruz blanca -realizada con resina epoxi- que zonifica y distribuye de una forma muy eficaz y poco vista. En los pasillos formados por esta cruz se encuentra la cocina y armarios empotrados con instalaciones. Las estancias cuadradas que genera se dedican a habitaciones y otros usos. La iluminación se basa exclusivamente en foseados tanto en techo como a un nivel más bajo que proporcionan luz indirecta, poco agresiva y con mucho encanto.
El resultado es un interiorismo sincero pero limpio a la vez. Sin elementos que distorsionen la visión de la casa como lo que es: un espacio abierto con zonas más íntimas. Me parece perfecta la fusión del concepto loft con este minimalismo pulcro, juntos pero no revueltos, un espacio increíble para vivir.
Ah, me encanta Dani! Vete pensando como vamos a hacer para conseguir esas paredes gastadas en mi casa!!
ReplyDeletePues con pico y pala. Adiós al horrible gotelé!!!
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